TOP 25 Discos 2017(II): 20-16

Disco de King Gizzard & The Lizard Wizard. Chupito.

2017 ha dado para mucho, o para poco, según se mire. Si pensamos en los hiperactivos King Gizzard & The Lizard Wizard vemos que un año es tiempo suficiente para editar cuatro discos – el quinto está por  ver si acaba entrando antes de que suenen las campanadas- con un par de ellos notables (Murder Of The Universe y Poligonwanaland). En cambio, si pensamos que tampoco será el 2017 cuando veamos lo nuevo de Tool – aunque Danny Carey dice que será en 2018…- , pues la medida de tiempo cambia. Un año también es suficiente para que un tipo como Jesse Lacey de Brand New, tras hacerse de rogar, publique el esperado nuevo y posible último álbum de su banda, la crítica y público lo ponga en un pedestal – un servidor tuvo una recepción más comedida de Science Fiction – y finalmente su figura sea puesta en entredicho por unas acusaciones de abuso sexual. En definitiva, que lo del tiempo es relativo y si no piensen lo que molaba decir hace 10 años que Arcade Fire eran la mejor banda del planeta; 10 años después, pues eso, son una verbena y una broma pesada. Entremos en faena.

20-  BIG|BRAVE: ARDOR

Es curioso que probablemente en un año en que las dos bandas más conocidas originarias de la ciudad canadiense de Montreal han lanzado sendos nuevos discos – Arcade Fire con el vergonzante Everything Now y Godspeed You! Black Emperor con el entretenido sin más Luciferian Tower–  sea una pequeñita banda underground de esa ciudad la que se cuele en este top. Bajo el nombre de BIG|BRAVE responde un poco conocido trío que con ARDOR han publicado su tercer disco en su corta carrera. Salido precisamente del estudio Hotel2Tango, propiedad en parte de sus citados paisanos Godspeed You! Black Emperor, ARDOR consta únicamente de tres cortes. Y se basta. Tres canciones por encima de los diez minutos, cocidas a fuego lento en el que se entremezclan pasajes atmosféricos que pueden recordar tanto a la escena post rock/metal/whatever como a la tensión de unos Swans, y todo ello salpicado con momentos de rabia catártica con el contrapunto de la voz fémina de Robin Wattie. Un hecho vocal femenino que, aunque alejado en resultado, me llega a transmitir esa misma sensación que causaba la voz de Julie Christmas en su unión del año pasado con Cult of Luna. Disco de guitarras distorsionadas que se fraguan lentamente y mueren agonizando en acoples, atmósferas poderosas y oscuros vaivenes. Una montaña de ruido de una banda a la que desde este momento se le debe tomar la matrícula y no perder de vista. Una de los descubrimientos del año sin lugar a dudas.

 

19-  The Black Angels: Death Song

Los Black Angels no son ningunos novatos. A lo tonto llevan ya más de una década de carrera discográfica y, queramos o no, su sonido lo tienen bien definido como para que puedan sorprendernos a estas alturas. Death Song no destaca ni mucho menos por ser una revolución musical en la trayectoria de la banda tejana, sino por haber dado con la tecla de encontrar una sucesión de canciones incontestables cuya impronta es inmediata. Así pasó con aquel excelente adelanto que da apertura al disco, Currency, un tema en el que la hipnótica línea de guitarra te sumerge en su universo de esa psicodelia de nuevo cuño en la que se mueven como pocos. Y si Currency no es un inicio que te ponga en las pilas, acto seguido llega I´d Kill For Her con otro estribillo memorable. Y como acabose ese medio tiempo ejecutado a la perfección que es Half Believing, para el que escribe uno de los mejores temas de todo el año. Un disco al que se le caen a ratos unos riffs de guitarras sesenteros que valen su precio en oro, véase el de Hunt Me Down, te sorprende con el magistral uso del reverb en Comanche Moon o se casca un tema como Medicine con ese despelote al estribillo con teclado cuasi-disco incluido. Life Song al cierre es una perla que se convierte en un grower en toda regla. Un disco que en su conjunto me divierte enormemente y que en directo pude comprobar que es todavía más adictivo. Poco que objetar a un trabajo que por momentos fascina con un cancionero que lo clava en los momentos de garage de bajas revoluciones.

 

18-  Ex Eye: Ex Eye

He aquí la mayor muestra de virtuosismo instrumental que ha pasado por mis oidos en este año. Tal hazaña le corresponde al señor Colin Stetson, saxofonista barítono que deja en este álbum una exhibición técnica de esas que dejan ojipláticos. La primera vez que vi el nombre de este nuevo combo fue buceando por los confines de la red, y habiendo leído en su descripción sonora jazz-metal como para no darles una oportunidad. El universo sonoro de este disco homónimo de una formación que completan Greg Fox a la batería, Shahzad Ismaily y Toby Summerfield es vasto e intrincado. Temas con múltiples recovecos que descubrir en cada escucha. Un álbum en el que la etiqueta progresivo se queda corta para el contenido. La apertura Xenolith, The Anvil con su hipersaturación técnica es de otro planeta, una marcianada comprimida en menos de cuatro minutos. No es esa tónica de la concisión en el minutaje la regla en este disco, mucho más expansivos y evocadores suenan en una Anaitis Hymnal; the Arkose Disc que no carece de épica ni de la pegada de una batería blackened. From Constant; teh Grid es tan laberíntica como suculenta. Una obra, en la que los trazos que dibuja Colin con su saxo vertebran la mayoría de composiciones dotando al sonido de una nota de color poco habitual en la escena prog-metal más extrema. Cada vez que me enchufo este disco de principio a fin acabo exhausto por lo salvaje del viaje. Avant-garde metal en su máximo esplendor. Ex Eye pilla por sorpresa de primeras pero acaba convirtiendo su intimidante exhibición de técnica en un exquisito recorrido por la siempre vibrante e inquieta vanguardia de los confines más escurridizos de la galaxia metal. Una sinfonía que nubla los sentidos.

 

18-  Bala: Lume

O Galicia Calidade. De dicha tierra , manjares culinarios aparte, hay un puñado de bandas interesantes que en mñas de una ocasión acaban encontrando su hueco en este espacio, y por extensión en mi corazón. A Triángulo de Amor Bizarro hay que quererles por encabezar una ola de bandas indies-noise con capacidad de ofrecer cosas una vez publicados varios discos. Guerrera es un pequeño secreto del rock patrio.  Tampoco hay que olvidar que de allí salieron Los Suaves, Siniestro Total, Def con Dos o Los piratas por citar nombres propios de la historia musical nacional. El último combo que ha conseguido cautivarme gallego han sido un dúo femenino que responde al nombre de Bala. Ya las presenté por aquí, y es que su segundo trabajo Lume es una cosa muy seria. Un sopapo en la frente desde la entrada con Colmillos. Fiereza, guitarrazos a la yugular y una lírica que zigzaguea en castellano e inglés. Omertá es un certero derechazo al maxilar que deja aturdido con su sucesión de riffs. La zapatilla que imprime Vives en su minutito y pico es para caer rendidos ante Anxela y Violeta. Instrumentalmente un corte como Humo con ese groove de guitarra me hace pensar en Converge, palabras mayores que ya sirve de rasero para medir el nivel que contiene Lume. Al final difícil de etiquetar a este dúo, ya que para muchos esto podría encuadrarse en el stoner, en el garage más ruidoso, punk, noise, metal y la que queráis. Lo innegable para el que escribe es que a nivel de pegada y contundencia no hay disco editado este curso en España que se le acerque. A falta de cualquier definición mejor, me quedo con su descripción en Instagram, Bala: Ruido y gritos desde Galicia. Pues eso, O Galicia Calidade.

 

16-  Ànteros: Cuerpos Celestes

Seguramente la obra con la mejor portada de cuantas pasen por aquí. A Ànteros para presentarlo lo fácil sería tirar del currículums de sus miembros y empezar a soltar una retahila de ex-bandas, pero dado que según les he leído en alguna entrevista andan un poco cansados de que se les preste atención por ser el grupo de «fulanito que tocaba en meganitos» no llevaré a cabo tal ejercicio. Cuerpos Celestes es un primer trabajo en el que desarrollan y le dan un remozado importantísimo a los temas que presentaron en el Ep lunas – en aquel entonces con Cándido de Viva Belgrado- y suman varias referencias que otorgan un empaque sólido al conjunto. En primer lugar, destacar el sonido excelente que han conseguido en la grabación con Carlos Santos en el Sadman Studio -lo cual valida mi tesis de que el sonido del disco de Aathma que no me entraba era fobia personal– llevando a piezas pasadas y nuevas a una dimensión superior. En el sonido de Ànteros todavía existe esa dicotomía entre lo que vendría a asemejarse a un post rock/metal de manual en el que los desarrollos rítmicos de Víctor García-Tapia son protagonistas con los momentos en el que parecen acercarse al screamo con las voces de Endika. Todo eso condensado puede oírse en la fenomenal Polaris que incluso se permite en un final en crescendo épico con voces de Rubén Martínez que desemboca en un intenso clímax aún más sublime. Un tema que bien podría ser mi favorito de todo el material publicado en este país en el año. Hay temas puros instrumentales como Hydra, Luna, Vega y Persei –con unos puentes de guitarra que firmarían God Is An Astronaut tan contentos-, siendo las dos últimas imprescindibles dentro del lote. En la otra acera estarían los arrebatos donde Endika toma el mando en Rhea, Elara y Cressida. Si en algún momentos has disfrutados de discos como Flores, Carne , el III de Toundra esto te va a gustar. Ojalá se afiancen como grupo y ofrezcan nuevo material pronto. El sello Aloud rara vez falla.